El día 9 de febrero fueron juzgados nuestros queridos vates. Pobres, salieron culpables ambos dos, de todos los cargos que se les imputaron. Todo comenzó con el personal que llenaba el auditorio en la gran terraza de la sala Circulo Abierto, fumando y conspirando contra tales bardos. De fondo, la sintonía de Juzgado de Guardia amenizaba el previo y afilaba los colmillos de los acusadores. Los defensores defiendieron, los acusadores acusaron y el juez dictó lo que el jurado popular, a un lado de la sala y protegido, deliberó en consecuencia.
Mario Benedetti fue condenado a rebajar toda su poesía a un solo inventario de no más de sesenta páginas y Charles Bukowski a reelaborar toda su obra eliminando palabras malsonantes y con la única ayuda de una caja de Mirindas.